La rotación de personal no sólo tiene un coste cuantitativo y económico (gastos de retiro y reemplazo), sino también de tipo cualitativo y tangible (costes en las relaciones personales o de la imagen corporativa). Para evitarlo se deben:
- Definir muy bien el perfil de cada puesto de trabajo.
- Mejorar la selección de personal.
- Invertir en capital humano.
- Fomentar el desarrollo de nuevas competencias.
- Retener el talento.
Otros factores que evitan la alta rotación del personal son la implantación de modelos de flexibilización y conciliación laboral, medidas que se reflejan en un elevado nivel de motivación y, por consiguiente, en una mejora del rendimiento y de la productividad.
El clima en la organización también influye en los individuos, en sus relaciones y, por supuesto, en sus resultados.
Un entorno ideal debería ser aquel que valore el talento, el esfuerzo, el aprendizaje y la mejora continua.
Que fomente el trabajo en equipo y que se implique en la motivación del personal.
Hay que ser capaz de escuchar y atender al trabajador en sus opiniones y demandas.
Los trabajadores así valorados y tenidos en cuenta de esta forma tienen ganas de aprender, están motivados, están más dispuestos a esforzarse y presentan una actitud positiva que al final se acaba reflejando dentro de la organización.